El desajuste entre los valores sociales y el actual modelo energético fundamentado principalmente en fuentes de energía primaria no renovables (combustibles fósiles), está empujando hacia una inevitable crisis a este modelo que ha sido absolutamente predominante durante el siglo XX.
La decadencia del formato energético actual basado en los combustibles fósiles conlleva en paralelo, la búsqueda de energías alternativas que puedan ser capaces de abastecer la demanda, sin las cuales el éxito de una transformación hacia otro modelo más sostenible estará gravemente comprometida